En el extremo sureste de la provincia, lejos del
entorno minero de Sierra Morena, tan cerca de Córdoba y Málaga como de Sevilla,
en Badolatosa, Corcoya y Casariche se escribe también, como en El Pedroso,
Cazalla de la Sierra o San Nicolás del Puerto, la historia de la minería del
hierro de la provincia.
No hay museos o centros de interpretación de la minería como
el del Cantero en Gerena o proyectos patrimoniales como el del Pozo número 5 en Villaverde del Río y Minas. Los equipamientos dedicados al patrimonio local, en
el ámbito de la Ruta del Tempranillo [1], son ventanas abiertas al Genil y al
embalse de Malpasillo en Badolatosa, mientras que en Casariche se abren a las
piedras romanas de su mosaico y cantera. En Corcoya, localidad badolasoteña, y
su entorno también hay piedras de interés; de unas manan aguas mágicas en la
Fuensanta; otras construyen ermitas y cuevas, devoción y cobijo de bandoleros; e
incluso hay algunas abiertas que se cierran como pontón y milagro de Nuestra
Señora.
Es esta historia, la de la extracción del mineral y
sus accidentes en Sierra Cabrera, la que llevó a un grupo de personas a
principios del presente siglo a iniciar el estudio del pasado minero de Corcoya
y su entorno. El trabajo se inició como debate en el foro local [2] sobre
algunos de los mineros y familia que trabajaron en las minas; continuó como reconstrucción
de la memoria social de la explotación; y se completó con datos e imágenes de
otras fuentes documentales y estadísticas mineras, para presentar sus
resultados como exposición y relato complementario en forma de catálogo de “Las
minas de hierro de Corcoya, 1840-1922. Accidentes y extracción de mineral”
(2012) [3].
Si la lectura de este texto es obligada para
entender el pasado minero local [4], lo es también como ejemplo de patrimonialización
para todas aquellas instituciones responsables de la gestión del patrimonio
industrial y minero de la provincia, más y mal acostumbradas a procesos
exclusivos y excluyentes de arriba abajo que de construir caminos inclusivos y
abiertos de abajo arriba.
Los pueblos de Badolatosa, Corcoya y Casariche dieron
el primer paso de este camino, se unieron sus Ayuntamientos, la Diputación de
Sevilla y la Cooperativa Olivarera de Nuestra Señora de la Fuensanta [5]. Toca
ahora que desde el ámbito minero y el del patrimonio cultural se unan, no tanto
para subirse al carro como para tirar de él y facilitar el camino a los que lo
iniciaron y seguir ampliando el catálogo; para continuar también el proceso de patrimonialización,
definiendo las bases de un paisaje cultural propio como ya se ha hecho en otros espacios mineros en el Cerro del Hierro y Villanueva del Río y Minas,
o en las caleras de Morón; y que se analice también el potencial educativo y turístico
del espacio para desarrollar una propuesta interpretativa que a priori se nos
antoja más que interesante.
Desde Sevilla Patrimonio queremos contribuir a este camino dando visibilidad al catálogo y al espacio. Con ese objetivo hemos
seleccionado algunas de sus imágenes y reconstruido un croquis de la
explotación incluido en el Catalogo para dar una idea del estado actual del
aprovechamiento, llamar vuestra atención y sobre todo, invitaros a descubrir un capitulo poco
conocido del patrimonio minero de la provincia de Sevilla.
Continuará
+INFO:
[1] Ruta del Tempranillo.
[2] Las Minas de Hierro en la Cabrera.
Foro-ciudad.com: Corcoya
[3] Las minas de hierro de Corcoya, 1840-1922.
Accidentes y extracción de mineral. Corcoya, 2012. Coordinadores: Juan
Francisco Zambrana Pineda, Arturo Eduardo Rodríguez Guerrero. Enlace adocumento desde la Web del proyecto Historia social de la minería españolacontemporánea. Universidad de Málaga
[4] SANXHEZ PICÓN, ANDRES (2014). Las minas de
hierro de Corcoya, 1840-1922. Revista de estudios regionales 92: 11-213.
[5] El libro de las minas de Corcoya. Blog BadolatosaSevilla Mi pueblo
