Sevilla Este es uno de tantos Nuevos barrios de la
Vieja Sevilla en el que ni la sombra de la Giralda ni el repique de sus
campanas asoman. La “sevillanía”, lo “sevillano” y las “sevillanas maneras” parecen
ser cosa de “aquende” de la muralla y un arrabal histórico que muere en el
templete de la Cruz del Campo.
Por no haber monumentos históricos y su único
palacio –el de Congresos y Exposiciones- estar consagrado a lo moderno, Sevilla
Este no figura en ninguna guía o ruta monumental ni de lo antiguo, ni parece
tener historia. La Hacienda de Buena Esperanza, la casa de Hernán Cebolla y sus
molinos, fueron presa de la piqueta en los 80 del siglo pasado, mientras que en
el presente, otra piqueta más poderosa, la del olvido, amenaza a San Ildefonso,
Valdeleón y otros “monumentos” de su patrimonio industrial como la Cooperativa
Algodonera de Nuestra Señora de Los Reyes.
En Sevilla Este, lo municipal, se concentra en lo
verde de sus parques y plazas y el césped artificial de sus instalaciones
deportivas, que no está mal; en construir un nuevo Centro Cívico, que tampoco
viene mal; y en hacer de la cultura actividad social en forma de taller, velada
musical y cine de verano, cuando no recital de campanilleros en las plazas de
la Navidad, que está no mal, sino fenomenal.
Sevilla Este sigue creciendo, quizás más que
cualquier otro barrio de Sevilla, y por tanto siguen y seguirán creciendo las
colas en su única oficina de correros, en la oficina del paro, en las paradas
de los pocos autobuses que hacen de la ida y la vuelta una autentico camino de
peregrinos, por no decir vía crucis y quinario hasta la Cruz del Campo. Siguen
y seguirán creciendo también las colas de coches en la entrada y salida hacia
la carretera de Málaga y la de Madrid, cuellos de botella y puntos calientes de
un plan de movilidad más pensado para la Vieja que la Nueva Sevilla.
Desde Sevilla Patrimonio nos congratulamos del inicio
de las obras del nuevo centro Cívico de Sevilla Este, pero también nos preguntamos
cuándo llegarán las infraestructuras que ensanchen las entradas y salidas a la
otra Sevilla, los nuevos equipamientos que faciliten algo tan simple como recoger
una carta o paquete postal, presentar una demanda de empleo, pedir un
certificado de empadronamiento, o una consulta presencial a la Agencia
tributaria sin tener que ir a San Pablo.
Nos preguntamos también porqué limitamos la
actividad de su Palacio de Congresos a una programación eventual y discontinua
pensada más por y para proyectar lo sevillano y menos en por y para construir y
dar sentido a su barrio. ¿Es qué no hay gente en Sevilla Este, no hay suficientes
empresas ni emprendedores, no hay artistas ni arte suficiente para que llenar
un teatro, formar o motivar, y hacer exposiciones en sus salas durante todo el
año?
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